“No
importa que sea mi cuerpo y mi hija, ellos creen que deciden por mí”
Por: Redacción Red
Papalotl
La mayoría de las mujeres con discapacidad
psicosocial, anteriormente conocida como discapacidad psiquiátrica -que incluye
trastornos como la esquizofrenia, bipolaridad, depresión severa, entre otras-
son excluidas de hacer valer sus derechos sexuales y reproductivos, contrario a
lo que dicta la Convención
de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
El siguiente testimonio corresponde a una de
esas mujeres:
“Cuando yo estaba embarazada quise dejar de
tomar los medicamentos para que no afectara a mi bebé. Sin embargo, esto
ocasionó que tuviera una crisis. Fui a una consulta psiquiátrica y la doctora
le dijo a mi mamá que yo tenía que abortar, como si fuera cualquier cosa. Esa
conversación la tuvieron mi mamá y la doctora mientras yo estaba ahí presente,
pero nunca me preguntaron directamente qué era lo que yo quería hacer, me
ignoraron por completo. Era como si yo estuviera ahí pero no estuviera ahí, yo
era la que tenía al bebé en el vientre pero para ellos era como si fuera un
bulto sobre el cual ellas tomaron una decisión: que abortara. Tenía cuatro
meses de embarazo. Me mandaron al área de Ginecología para que me practicaran
el aborto. La psiquiatra me hizo sentir muy mal, pareciera que para los
doctoras las mujeres con discapacidad sólo somos un objeto sin voluntad propia.
No importa que sea mi cuerpo y mi hija, ellos creen que deciden por mí.
“En Ginecología otra doctora me practicó un
ultrasonido. Yo le dije que mi mamá y la psiquiatra querían que abortara pero
que yo no quería abortar. Le rogué que no dejara que me obligaran a perder a mi
bebé. La doctora que me estaba haciendo el ultrasonido dijo que no iban a dejar
que me practicaran el aborto. Si no hubiera sido por ella, hoy muy
probablemente no tendría a mi hija conmigo”.
Este
relato se incluye dentro del informe Abuso
y Negación de Derechos Sexuales y Reproductivos a Mujeres con Discapacidad
Psicosocial en México, realizado por la organización Disability Rights
International -organización dedicada a la protección de los derechos de las
personas con discapacidad- y por el grupo de mujeres del Colectivo Chuhcan,
primera organización en México dirigida por personas con discapacidad
psicosocial.
Dicha
investigación se basa en una encuesta aplicada a 51 mujeres con discapacidad
psicosocial, algunas pertenecientes al Colectivo, y otras con atención en tres
instituciones psiquiátricas y una clínica de salud de la ciudad de México.
Debido
a que se tiene la creencia de que este sector de la población no es sexualmente
activo, las mujeres con discapacidad no tienen acceso a la atención e
información sobre salud reproductiva y obstétrica.
En
ese sentido, muchas de estas mujeres son obligadas a tomar decisiones en contra
de su voluntad, por ejemplo, aquellas que se embarazan están en riesgo de ser
forzadas o coaccionadas a interrumpir su embarazo, sin importar que éste sea
producto de una relación sexual consentida.
En
muchas ocasiones, existe el “miedo” de que su discapacidad se transmita a su
hijo o hija, y esto se debe, de acuerdo a un reporte de Inmujeres, a que “el
discurso médico tiene como principio central que si existe algún riesgo de
anormalidad, o el riesgo de empeoramiento de una condición corporal anormal,
entonces se deben tomar medidas para evitar dicho riesgo”, que en el caso de
las mujeres embarazadas, implica interrumpir el embarazo.
En
la encuesta aplicada, casi 30 por ciento de las mujeres que dijeron haber
estado embarazadas, refirieron que habían sido presionadas a interrumpir su
embarazo. Una de ellas describió que su familia la obligó a abortar argumentando
que ella no iba a “ser capaz de cuidar al niño”.
También
es de destacar que cuando una mujer con discapacidad psicosocial busca que se
le proporcione atención materna durante una crisis psiquiátrica, está en un
alto riesgo de ser obligada o forzada a no seguir con el embarazo,
principalmente en los hospitales públicos, por lo que muchas de ellas se ven
obligadas a acudir a servicios de salud privados.
El
temor de que transmitan su discapacidad a sus hijos o que no puedan ser buenas
madres. son dos de las principales razones que la sociedad utiliza para
“justificar” que las mujeres con discapacidad no deben tener hijos ni formar
una familia.
Los
datos recabados revelan que a estas mujeres se les ofrece practicarles pruebas
genéticas para determinar si transmitirán o no su discapacidad, para “desaparecer
‘condiciones anormales’ a través de aborto o la prevención del embarazo”.
Por
lo anteriormente expuesto, las organizaciones Disability Rights International y
Colectivo Chuhcan instan a las autoridades a desarrollar programas para hacer
frente a los estereotipos contra las mujeres con discapacidad, y educar y
sensibilizar a la sociedad y a los profesionales de la salud sobre los derechos
de este sector de la población.
Para
muchas de estas mujeres, el embarazo significa luchar en contra de la sociedad,
de la familia y de los servicios de salud. En caso de interrumpir su embarazo,
no reciben la atención psiquiátrica a este proceso, ni tampoco cuentan con el
apoyo de la familia, pues ésta tiene la creencia de que les hicieron un bien.
Durante
la presentación de este Informe, Natalia Santos, del Colectivo Chuhcan, alzó la
voz para exigir sus derechos:
“Soy capaz de ser madre como cualquier mujer.
Es indignante y lastimante el trato que nos dan en los hospitales. El tener
este tipo de discapacidad no nos hace menos; podemos trabajar, estudiar,
participar y aportar a la sociedad, pero sobre todo, somos capaces de ser
madres y dar amor a un hijo”.